Vikingos

Los pueblos escandinavos antes de la migración

Los vikingos eran un pueblo campesino, dominado por un estamento aristocrático rural y militar, sin que existiera la noción de Estado, si bien había una serie de dinastías reales en ciertas regiones. El regionalismo era muy poderoso. Se tenía la idea de que existían tres grandes nacionalidades escandinavas.

Durante el siglo VII se produjo un largo período de paz en las regiones escandinavas que hizo posible el aumento de la población, especialmente en Noruega. Los contactos comerciales con otros pueblos de Occidente llevaron a estas regiones el uso de la navegación a vela. Progresaron el arte de la construcción naval, se añadieron las bordas sobrepuestas, apareció la quilla y el uso del remo-timón, se avanzó en la astronomía naútica y en la escritura rúnica, que en esta época acusó una gran renovación. Fue una fase muy dinámica que marcó el inicio de la era de los vikingos.

Drakkar vikingo
Drakkar vikingo

Migraciones y Colonizaciones

Los vikingos suecos, sobre todo los gotlandeses, ya habían abierto las rutas comerciales del este, incluso antes del comienzo de la era vikinga, llegando hasta Constantinopla, Jerusalem y Bagdad (muchas piedras rúnicas de Gotland de siglo IX recuerdan la muerte de viajeros que llegaron a estos lugares); para ello remontaron los ríos rusos y arrastraron sus barcos por tierra cuando hizo falta, como en casos de rápidos o simplemente cuando se acababa el río y tenían que llegar hasta otro que corriese en sentido contrario.

Después, prácticamente tuvieron la exclusiva sobre estas tierras, ya que los noruegos y daneses prefirieron viajar en dirección contraria: los noruegos navegaron sobre todo por mar abierto, llegando a las islas Feroe, Shetland, Orcadas, Irlanda; más tarde a Islandia y desde allí a Groenlandia; por su parte, los daneses prefirieron establecerse principalmente en tierras francesas (Normandía) e inglesas (Danelang).

Prácticamente todos los pueblos y territorios cercanos a los vikingos estaban divididos y en continuas luchas internas: post-celtas, anglo-sajones, eslavos y los reinos en que se fragmentó el imperio de Carlomagno tras su muerte. La falta de estabilidad facilitó la entrada de los vikingos tanto en las expediciones de saqueo como en las de colonización. El estallido migratorio llevó a muchos colonos nórdicos a asentarse tanto en tierras conquistadas a la fuerza como en islas deshabitadas.

Los Vikingos

La ganadería, la agricultura y la pesca habían sido la base de subsistencia de los habitantes de Escandinavia durante siglos. En los siglos VI y VII, se desarrolló el comercio a lo largo del Mar Báltico y con Rusia a través de sus grandes ríos. Repentinamente, a finales del siglo VIII y por razones desconocidas, comenzaron sus agresivas incursiones sobre las costas de Europa. Tal vez fueran las relativas riquezas con las que habían tropezado como comerciantes; o quizás percibieron cierta debilidad en las civilizaciones del sur; o sencillamente los nuevos avances en tecnología marítima les permitían viajar más lejos y a mayor velocidad. En el 793, los vikingos arrasaron el gran monasterio de Lindisfarne, construido por los irlandeses en un islote de la costa noreste de Inglaterra.

Sus largas embarcaciones, rápidas y ligeras, les permitían surcar velozmente los mares y los ríos. Debido a la dificultad de los caminos en el siglo IX, los vikingos podían atacar prósperas poblaciones y monasterios antes de que cualquier tipo de resistencia organizada se les opusiera. Desembarcaban rápidamente saqueando las ciudades y tomando esclavos. Las poblaciones de las costas de Alemania, Francia y Gran Bretaña vivían en el terror de ser presa de sus incursiones. Las autoridades locales se vieron desprestigiadas ante la imposibilidad de defenderse de ellas. La población se volvió hacia los señores feudales, que construyeron castillos para su defensa. Esta situación fortaleció a la larga a los nobles locales, mientras el poder real se debilitaba.

A medida que avanzaba el siglo IX, los vikingos se hicieron más audaces. Grupos más numerosos se aliaron para realizar verdaderas invasiones. Saquearon importantes ciudades como Hamburgo, Utrecht y Rouen, estableciéndose en las Islas Británicas, parte de Irlanda (fundando Dublín), Islandia y Groenlandia. Los daneses tomaron y gobernaron durante un siglo la mitad este de Inglaterra. Otras hordas vikingas sitiaron París durante dos años a través de la ruta fluvial del Sena hasta que se marcharon a cambio de dinero y grandes botines. Otro grupo gobernó Rusia desde Kiev y tomó Constantinopla desde el Mar Negro. También saquearon la Península Ibérica musulmana y penetraron en el Mediterráneo.

El rey de Francia compró la paz de su país en el siglo X cediendo a los vikingos parte de su territorio (que se llamó Normandía, del término Normans, que significaba "hombres del norte") y nombrando duque francés a su gobernante. Como parte del acuerdo, los normandos se convirtieron al cristianismo. Los normandos llegaron a ser uno de los pueblos más importantes de la Edad Media. Más tarde conquistarían Inglaterra, estableciendo el primer gran reino europeo. Otros grupos de normandos conquistaron Sicilia y la mitad de Italia, además de establecer reinos cruzados en Palestina.

Los vikingos dejaron de hacer incursiones a finales del siglo X, en parte debido a su conversión al cristianismo que implicó el abandono de sus pasadas creencias paganas y valores guerreros. Escandinavia se dividió en varios reinos y los nuevos gobernantes se concentraron en el gobierno de sus territorios. Las culturas que rodeaban los emplazamientos vikingos en Rusia, Francia y Gran Bretaña absorbieron a los vikingos. Por otra parte, el desarrollo que habían alcanzado las culturas europeas en materia de guerra para defenderse de la amenaza vikinga tuvo pronta salida en el Mediterráneo Oriental con las Cruzadas.

Rutas de expansión de los vikingos
Rutas de expansión de los vikingos

Expansión noruega

La expansión de los noruegos tuvo un carácter más aventurero que sistemático. Rara vez profundizaron en la colonización y a menudo abandonaban territorios cuyo control habían obtenido recientemente. Organizaban temporalmente, mientras duraba la guerra de conquista, pequeños principados militares. Cuando se acababa con el peligro militar, estos principados se disolvían en la anarquía aristocrática.

La colonización de las islas Shetland y de las Orcadas durante el siglo VIII, tras la conquista del "país del sur" (el norte de Escocia), fue obra de reducidas bandas que eliminaron con facilidad a los pobladores pictos o los asimilaron. Hacia 860 los noruegos organizaron un principado que tenía las Orcadas como centro. Este principado fue núcleo de un vigoroso renacimiento cultural. Desde aquí, los noruegos saltaron hacia el sudoeste, dirigiéndose a las Hébridas y a la isla de Man. En estas regiones la civilización celta era demasiado fuerte como para ser eliminada y surgió un cultura mixta, con un arte de gran originalidad. Man fue densamente colonizada y se convirtió en centro de un pequeño reino noruego que tenía bajo su dominio a las Hébridas. Aquí, la dinastía fundada por Godred Crovan en 1.079 subsistió hasta 1.266.

En el continente, las incursiones de los vikingos noruegos fueron empresas de piratería que no dejaron huellas de colonización en las regiones a las que afectaron: el Loira, el Garona y el golfo de Gascuña. En 844 los noruegos protagonizaron una gran expedición remontando el Guadalquivir hasta Sevilla, que fue saqueada. Entre 859 y 862 penetraron en la costa marroquí, en el Ródano y en Italia, y en 1.013 - 1.015 el rey Olaf dirigió expediciones en las costas de Galicia y Aquitania.

Al norte de las islas Shetland, las expediciones noruegas no tuvieron carácter militar. Las Feroes fueron colonizadas a principios del siglo IX. Una tempestad llevó a los primeros pobladores noruegos a Islandia, hacia 860, y su colonización comenzó una década después.

En 981 descubrieron Groenlandia, que fue colonizada desde 985 por el islandés Erik el Rojo. La explotación ganadera de la zona costera habitable de ésta enorme isla permitió la subsistencia de una colonia noruega hasta el siglo XIII, en que una gran ola de frío asoló sus poblaciones, que desaparecieron definitivamente en el siglo XV.

Hacia el año 1.000, los noruegos-islandeses alcanzaron el continente americano por una región, probablemente en el Canadá actual, a la que llamaron Vinlandia. Sin embargo, una tentativa de poblar este territorio fracasó y se perdió el recuerdo de estas tierras occidentales.

Guerreros vikingos
Caras hostiles: Esta pintura muestra a los guerreros vikingos aproximadamente en el año 1.100. A estas alturas, los vikingos habían dejado su marca en la gente y los lugares de Europa. Por ejemplo, los vikingos nombraron la capital de Irlanda, Dublín.

Incursiones de los varegos suecos

Los resultados del movimiento expansivo de los suecos durante la primera oleada es poco conocido. Los puntos de partida de las expediciones fueron los establecimientos mercantiles de Curlandia. Los primeros contactos de los varegos con los bizantinos se produjeron en 839, en el mar de Azov y, hacia 864 - 884, contactaron con los musulmanes en la región de Tabaristán. Se desconoce en qué condiciones atravesaron los dominios de las poblaciones ugrofinesas de la región del Ladoga y los territorios eslavos de Rusia media y turcos del bajo Volga. Se desconoce asimismo cómo consiguieron ocupar las ciudades que convirtieron en núcleos de su comercio.

Dominio danés

Las incursiones danesas desarrollaron una estructura que presenta tres fases: una primera de pillaje, con el establecimento de bases en la costa, a partir de las cuales se realizaban expediciones remontando el curso de los ríos hacia el interior, y que concluía con grandes expediciones muy alejadas ya de la costa, que exigían invernar en un refugio fortificado. La segunda fase se iniciaba cuando los daneses chocaban con estados organizados. En ésta fase utilizaban la violencia para amedrentar a la población y obtener sustanciosos tributos (danegelds). Pero la explotación excesiva de las poblaciones indígenas y las devastaciones vikingas llevaban a los países a un límite de agotamiento a partir del cual resultaba imposible obtener más tributos o rescates. Entonces comenzaba la tercera fase, con la explotación directa de los territorios. Los ejércitos vikingos conquistaban el país, lo encuadraban y fundaban un Estado. Intentaban obtener la legitimación del derecho público local, acordada con el soberano indígena, cuya condición solía ser el bautismo, que los daneses aceptaban sin entusiasmo. A menudo se daban también condiciones políticas: aceptación del régimen feudal o colaboración militar contra la incursión de otras bandas vikingas. Esta tercera fase se dio con cronologías diferentes en las distintas regiones. Por ejemplo, en la región del Sena las primeras incursiones danesas se produjeron hacia 810, el cobro de tributos empiezó en 845 y el tratado de Saint-Clair-sur-Epte, que concedía Normandía al vikingo Rollón, en 911. En Inglaterra, en cambio, la fase de fundación de estados normandos se inició en 876.

Ataques vikingos en Francia (año 857), según los monjes de Noirmoutier:

Los frecuentes e infortunados ataques de los normandos (…) no disminuían en absoluto, y el abad Hilbodus había construido en la isla un castillo que les protegiera contra ese pueblo infiel. Junto con sus hermanos, acudió ante el rey Pipino y preguntó a su alteza que proyectaba hacer sobre este problema. Entonces el glorioso rey y los grandes hombres del reino —se celebraba entonces asamblea general del reino— deliberaron sobre el problema con graciosa preocupación y se hallaron incapaces de ayudar organizando un asalto vigoroso. A causa de las extraordinariamente peligrosas mareas, la isla no era siempre fácilmente accesible para nuestras fuerzas, pero todos sabían que a los normandos les resultaba fácilmente accesible siempre que el mar estuviera tranquilo. El rey y los grandes hombres optaron por la decisión que juzgaron más ventajosa. Con el acuerdo del serenísimo rey Pipino, casi todos los obispos de la provincia de Aquitania y los abades, condes y otros hombres fieles que estaban presentes y otros muchos más que se habían enterado de la situación, aconsejaron unánimemente que el cuerpo del bienaventurado Filiberto fuera sacado de la isla y no permaneciera más en ella (…)

El número de naves aumenta: La muchedumbre innumerable de los normandos sigue creciendo: los cristianos son en todas partes víctimas de sus ataques, pillaje, devastaciones e incendios, cuyas huellas manifiestas perdurarán mientras dure el mundo. Toman todas las ciudades por las que cruzan sin que nadie les ofrezca resistencia: toman las de Burdeos, Périgueux, Limoges, Angulema y Tolosa, Angers, Tours y Orleans son arrasadas. Se llevan las cenizas de muchos santos: casi se cumple así la amenaza que profirió el Señor por boca del Profeta: "Desde el Norte se desencadenará el mal sobre todos los habitantes de la tierra" (Jer, 1, 14). También nosotros huimos a un lugar llamado Cunault, en el territorio de Anjou, en la orilla del Loire, que Carlos, el glorioso rey antes nombrado, nos había dado como refugio, a causa del inminente peligro, antes de que fuera tomado Angers.

Los normandos atacaron también España, bajaron por el Ródano y devastaron Italia. Mientras se libraban por todas partes tantas guerras civiles y exteriores, transcurrió el año de la Encarnación de Cristo de 857. Pero nos quedaba alguna esperanza de regresar a nuestra patria, esperanza que resultó ser ilusoria, y mientras las peripecias de nuestra huida hicieron que nos hospedáramos en lugares diversos, el cuerpo de San Filiberto se había quedado en su lugar, como hemos dichos, porque a causa de los males que nos abrumaban en todas partes no habíamos podido encontrar la garantía de un asilo seguro. (…)

El ataque a la ciudad de París por los daneses:

Entonces los daneses empezaron a construir una plataforma y la colocaron sobre dieciséis ruedas, ¡oh, cosa maravillosa! Era un verdadero monstruo como jamás había conocido. Tenía tres pisos en un sólo bloque, estaba hecha con troncos de gruesas encinas; en cada piso se colocó un ariete, éste estaba cubierto con un elevado techo. En el espacio interior de las profundidades secretas de sus flancos se escondían, según se decía, 60 hombres provistos de cascos. Sin embargo, sólo consiguen construir una de estas máquinas con la suficiente amplitud, pues finalizando una segunda y trabajando en una tercera, una lanza arrojada con destreza y con la fuerza de una ballesta, mató a la vez a dos de los constructores; así éstos fueron los dos primeros en comprobar la muerte que ellos preparaban contra nosotros. En consecuencia, heridos mortalmente de un sólo tiro, el cruel golpe los mató. Los daneses arrancaron el cuero del cuello y espaldas de toros jóvenes y con él construyeron mil escudos, que un autor latino llama "plutos o cratesves", cada uno de ellos podía cubrir de cuatro a seis hombres.

Estos infortunados hombres avanzaban hacia la ciudadela, con las espaldas curvadas bajo el peso de los arcos y el hierro de las escamas de sus corazas. Ocultan a nuestros ojos los campos con sus espadas y las aguas del Sena con sus escudos. Mil balas de plomo fundido no cesaban de volar sobre la ciudad. En los puentes se entremezclan las torres de vigilancia y las poderosas catapultas. (…) Las campanas de bronce de todas las iglesias tocaban lúgubremente, llenando el aire con sus siniestros sones. (…) En este momento destacan los nobles y los héroes; el primero de todos el obispo Gozlin y junto a él Eblo, su sobrino, el abad favorito de Marte y también Roberto, Eudo, Regnario, Uttón, Erilango, todos ellos condes, pero el más valiente era Eudo. Murieron tantos daneses como dardos lanzó. El pueblo cruel combatió y el pueblo fiel se defendió.

Espadas vikingas en Irlanda
Espadas vikingas en Irlanda

Bibliografía:

Incursiones de los varegos suecos. Dominio danés. Ataques vikingos en Francia. El ataque a la ciudad de París.

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